Cuenca celebra el 1 de junio el día de su patrona y alcaldesa honoraria: la Virgen de la Luz. El origen de la vinculación de esta advocación mariana con la ciudad hay que buscarlo varios cientos de años atrás en la historia de Cuenca.
Cuenta la leyenda que en la primera noche que el rey castellano Alfonso VIII durmió a las puertas de la asediada ciudad de Cuenca -lo que hoy es el casco antiguo– tuvo un sueño. En él aparecía la imagen de una Virgen oculta en una oquedad en la piedra. Por la mañana, el rey mandó buscar ese hueco y comprobar su contenido. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que lo que había soñado existía realmente. Resguardada en una pequeña cueva, en los aledaños de la hoz del río Júcar, apareció la imagen de la Virgen. Ante tal descubrimiento, el monarca mando levantar una ermita en ese lugar.
Pero no es la única leyenda que rodea a la patrona de la ciudad y que también se data en la misma época. Se cuenta que Martín Alhaja, uno de los pastores que guardaba los rebaños comunales de la ciudad y que profesaba la religión cristiana en secreto, vio una noche una luz que se movía a orillas del río Júcar, a las afueras de la ciudad. Al acercase, comprobó que la luz emanaba del candil que sujetaba una señora. La desconocida le dijo que era la Virgen María y le indicó que muy pronto tendría un papel destacado en la reconquista de Cuenca.
Días después, el pastor, junto a otros compañeros de labores, fue asaltado por soldados cristianos, que dieron muerte a sus acompañantes. Él logró salvarse al decir que había visto a la Virgen y que sabía cómo entrar en la ciudad sitiada a través de una de las puertas de Cuenca: la que hoy se conoce como puerta de San Juan. El método era sencillo: las huestes de Alfonso VIII se debían cubrir con pieles de carneros y aprovechar la guardia de un soldado ciego que palpaba las ovejas para contarlas antes de entrar a la ciudad.
El plan dio sus frutos y varios soldados cristianos lograron acceder a la ciudad y facilitar la entrada al resto del ejercito castellano-aragonés el 21 de septiembre de 1177. El rey, como señal de agradecimiento, mandó construir una ermita bajo la advocación de la Virgen de la Luz.
Leyendas al margen, lo cierto es que Cuenca guarda una gran devoción desde hace cientos de años por la que hoy es su patrona . Y como cada año, este 1 de junio, le ha rendido homenaje con una procesión que ha partido de la iglesia de San Antón, muy cerca de donde se encuentra la imagen en piedra de la Virgen de la Luz, junto al río Júcar, en una pequeña cueva que quizás fuese donde la encontró alguno de los protagonistas de las leyendas de las que os hemos hablado.
Tras recorrer la parte baja de la ciudad y varias calles del casco histórico de Cuenca, la Virgen de la Luz ha regresado a la ribera del Júcar, a la iglesia donde se venera durante todo el año.
Os dejamos algunas fotos de la procesión.