El puente de San Pablo de Cuenca, balcón privilegiado a la hoz del Huécar

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Uno de los iconos de Cuenca es el puente de San Pablo, una estructura metálica de 40 metros de altura construida para salvar la hoz del río Huécar y unir así el caso histórico de la ciudad con el antiguo convento del mismo nombre.

Convento y puente surgieron de la imaginación del canónigo Juan del Pozo, tal y como cuenta José Luis Muñoz en su libro Calles de Cuenca. Primero fue el edificio conventual, erigido en 1523 sobre la misma roca al inicio de la hoz; después, llegaría el puente para unir la nueva construcción con la parte alta de la ciudad.

Según recoge José Vicente Ávila en su blog,  el puente se construyó en piedra entre 1538 y 1580 y estaba formado por cinco arcos apoyados sobre fuertes pilares.

Pese al largo y laborioso proceso de construcción, pronto comenzó a deteriorarse, aunque no sería hasta que el 7 de mayo de 1786 cuando los daños serían irreversibles. Aquel día, se derrumbó parte de los dos primeros arcos de la zona más cercana a la ciudad. Miguel Ángel Troitiño cuenta en su libro Cuenca: evolución y crisis de una vieja ciudad castellana como, cuatro años después del derrumbamiento, el arquitecto Mateo López redactó un informe en el que decía que “en el día de halla en estado aún más deplorable que cuando sucedió la ruina en la noche del 7 de mayo de 1776 (…), por lo tanto, aunque su ruina total no parece inminente debe prohibirse el uso de dicho puente”.

Puente de San Pablo de piedra - Cuenca

Imagen del antiguo puente de piedra

No sería hasta 1880 cuando el Ayuntamiento solicitase fondos a la Comisión Arqueológica de Monumentos Históricos para repararlo. Sin embargo, el alto coste de su reconstrucción hizo que se optase por derribarlo. Finalmente, el 2 de marzo de 1889, el antiguo puente de San Pablo pasó a la historia mediante la explosión de varias cargas de dinamita.

En 1902, el ingeniero José María Fuster fue el encargado de elaborar los planos para levantar la actual construcción de hierro y madera, que se inauguró en abril del año siguiente tras invertir 60.086 pesetas en su construcción.

Hoy, el puente de San Pablo es uno de los símbolos de la ciudad. Su imponente imagen como pórtico de entrada a la majestuosa hoz del Huécar, escoltado por la magnitud de dos joyas arquitectónicas como son el convento del mismo nombre y las afamadas Casas Colgadas, lo ha convertido en un lugar de obligada visita.

Cruzar la hoz desde una altura de 40 metros sobre un entablado de 116 metros de longitud que deja entrever la ribera del Huécar y con la imponente imagen de los edificios del casco antiguo de la ciudad colgados sobre la roca desafiando la gravedad suscita una amplia amalgama sensaciones. ¿Miedo? ¿Respeto? ¿Sorpresa?… Pero, sobre todo, la impresión de estar en un lugar único.

Vista del Puente de San Pablo de Cuenca desde la ribera del Huécar. Puente de San Pablo Cuenca - Hotel Plaza

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