Disfruta del otoño en Cuenca

 

Este jueves, 22 de septiembre, a las 16 horas y 21 minutos, llega oficialmente el otoño, y con él una de las épocas del año en las que Cuenca se muestra con todo su esplendor.

Para los amante de la naturaleza es un momento ideal para acercarse a disfrutar de los fantásticos parajes de la Serranía de Cuenca. Los colores ocres van ganando espacio al verde que dejó el verano y acompañan al agua y a la roca para conformar vistas incomparables. Un paseo por el Ventano del Diablo, el Nacimiento del Río Cuervo, la Ciudad Encantada, los Callejones de Las Majadas, la laguna de Uña o las de Cañada del Hoyo, la hoz de Beteta o las Torcas de los Palancares evidencian el rico y variado patrimonio natural de la provincia.

Cerca de la capital, las hoces del Júcar y el Huécar se visten también de otoño ofreciendo un espacio privilegiado para el paseo y la práctica del senderismo, el mountainbike, la escalada o el piragüismo.

A la caída de la tarde, el sonido gutural de los ciervos en celo nos brinda la posibilidad de disfrutar de otro espectáculo de la naturaleza: la berrea. Después, llegará la ronca del gamo. Y, si la climatología acompaña, brotarán todo tipo de hongos y setas, una escusa más para gozar de la Naturaleza.

También es una época idónea para acercarse al Parque de El Hosquillo, ubicado en pleno corazón de la Serranía de Cuenca. Entre los animales que podemos contemplar entre pinos, quejigos, bujes, tejos o acebos se encuentran ciervos, corzos, gamos, muflones, cabras montesas, jabalís, lobos, osos, águilas, halcones, buitres o búhos. Una visita muy recomendable –que es necesario concertar con antelación- para mayores y niños.

Asimismo, en nuestro recorrido por la Serranía de Cuenca podemos degustar algunos de los platos de la contundente gastronomía de la zona en pueblos típicos serranos como Las Majadas, Uña, la Vega del Codorno, Villalba, Valdemeca o Tragacete.

El otoño es también un buen momento para recorrer las calles llenas de historia del casco antiguo de Cuenca. Subir al Castillo y asomarse a las hoces que rodean la ciudad histórica; conocer la historia que se esconde detrás de puertas adinteladas y blasones; contemplar el arte que se atesora en la Fundación Antonio Pérez o los museos Abstracto, Diocesano, Provincial o de la Semana Santa; cruzar el puente de San Pablo con sus espléndidas vistas a las Casas Colgadas y a los farallones que sustentan una parte de las construcciones del casco antiguo…, en definitiva, deleitarnos de una ciudad Patrimonio de la Humanidad en todo su fulgor.

Junto a todas estas maravillas, Cuenca ofrece en estos primeros días de otoño diversas actividades que son el complemento ideal para una visita. En el recinto de la Hípica, se celebra, del 23 al 25 de septiembre, la Feria de la Naturaleza y Medio Ambiente (Naturama), donde se han cita expositores relacionados con los sectores del medio ambiente, el turismo rural y de aventura, las actividades al aire libre, los productos naturales y ecológicos, las plantas medicinales o la cosmética natural.

La Catedral sigue acogiendo una de las muestras más relevantes del año en España: la exposición La poética de la libertad con el montaje S.A.C.R.E.D. del artista chino Ai Weiwei. Y este fin de semana, tendrá lugar de nuevo el videomapping que, con motivo de la conmemoración del IV centenario de la muerte de Cervantes, se proyecta sobre la fachada de la Catedral de Cuenca. El viernes y sábado (23 y 24 de septiembre) se realizarán tres pases: a las 22:30, a las 23:30 y a las 00:30.

Si estás pensando en visitar Cuenca, ahora es un buen momento. La ciudad y la provincia se visten de otoño para mostrar toda su riqueza natural y cultural.

La cultura rural a través del paisaje ilustrado de Valdemeca

 

La Serranía de Cuenca es sobradamente conocida por su atractivo natural, conformado por una extraordinaria conjunción de piedras que adoptan caprichosas formas, corrientes de aguas claras, una rica flora y una variada fauna. Pero junto a este impresionante legado de la naturaleza, la Serranía conquense también guarda otras atractivos que bien merecen una visita. Uno de ellos es el paisaje ilustrado de Valdemeca.

Valdemeca es un pequeño pueblo serrano -apenas cuenta con un centenar de habitantes- situado a 70 kilómetros de la ciudad de Cuenca, dentro de los límites del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Allí, perfectamente integrada en el paisaje, el visitante se encuentra con una colección de 18 conjuntos escultóricos realizados en acero y pintados posteriormente. Todos ellos son obra del artista local Luis Zafrilla.

Además de por su originalidad, este parque temático es especialmente interesante porque permite conocer a lo largo de un agradable paseo por las calles del pueblo y sus alrededores la forma de vida del entorno rural mediante escenas de oficios, costumbres y tradiciones propias de la zona.

Jugador de bolos, Albentando, Rulando yeso, Tarde de toros, Estiragarrote, A cavar, Arrancacepas, A San Roque o Las bicicletas son los nombres de algunas de las recreaciones que podemos disfrutar a lo largo de este «paseo por la cultura rural» en Valdemeca.

Os dejamos unas imágenes del Paseo Ilustrado de Valdemeca.

 

 

La forma más cómoda para llegar a Valdemeca es a través de la CM-2105. Tras pasar por las localidades de Villalba de la Sierra, Uña y Huélamo, tomaremos el desvío a la derecha que nos llevará directamente a nuestro destino. Aquí podéis ver la ruta: Ruta desde el Hotel Plaza hasta Valdemeca.

Además del Paisaje Ilustrado del que hemos hablado, desde Valdemeca se pueden realizar diversas rutas a pie para conocer algunos de los extraordinarios parajas que rodean la localidad… pero de eso hablaremos otro día.

San Julián, patrón de Cuenca

 

Este jueves, 28 de enero, es festivo en Cuenca: es el día del patrón de la ciudad, San Julián. A pesar de que las fiestas patronales se celebran por todo lo alto a finales de agosto, el día dedicado en el calendario al que fuese segundo obispo de Cuenca es este del primer mes del año.

Durante toda la jornada, se programan diversos actos para honrar su figura, siendo la ermita que lleva su nombre, ubicada en una de las laderas de la hoz del río Júcar, el centro neurálgico de la actividad de ese día.

Es tradición que la Agrupación de Devotos de San Julián El Tranquilo reparta panecillos a todos aquellos que se acerquen hasta el santuario. El pasado año, se repartieron 10.000. Los actos tradicionales también incluyen una procesión con la talla del santo por el paraje y la celebración de misas, tanto en la ermita como en la Catedral de Cuenca.

La ocasión es un buen momento para disfrutar de la belleza del paisaje natural de esta zona y de unas espectaculares vista de Cuenca a lo largo del camino que nos llevará hasta el santuario.

Ya hablamos en una entrada anterior del sendero circular que recorre una buena parte de la hoz del Júcar pasando por la ermita. Hoy, nos vamos a centrar en el primer tramo de este recorrido y en el tranquilo paraje -de ahí su sobrenombre- donde se cuenta que se retiraba el santo para meditar y hacer cestas de mimbre junto a su fiel sirviente Lesmes. Allí, junto a la cueva que les daba cobijo, se levanta hoy el santuario en honor a San Julián.

 

Ruta hasta San Julián El Tranquilo

El acceso a la ermita puede hacerse por dos vías. La más rápida es a través del empinado camino, con escalinata incluida, que ayuda a salvar los cien metros de desnivel entre el aparcamiento en la hoz del Júcar, a algo más de 2 kilómetros de la ciudad, y nuestro destino. El otro, con un recorrido sensiblemente más largo (supera los dos kilómetros) y más cómodo (salvo la pendiente inicial), ofrece una ventaja añadida: unas magníficas vistas del casco antiguo de Cuenca y de la hoz del río Júcar.

Este sendero comienza en las inmediaciones de la ciudad, a 20 minutos andando desde el Hotel Plaza, en el paraje conocido como Recreo Peral. También es posible llegar hasta allí en coche y dejarlo en las zonas de aparcamiento cercanas.

Encontramos un cartel que nos indica el inicio de la ruta junto a la carretera. Tras el mencionado primer tramo empinado, continuamos con un cómodo paseo en el que nos encontraremos con cruces junto al camino que corresponden a las 14 estaciones del Vía Crucis que representan, según la tradición cristiana, las distintas etapas vividas por Jesús en su camino al Calvario.

A lo largo de este recorrido en plena naturaleza se localizan varios miradores que nos permiten disfrutar cómodamente de unas espléndidas vistas. En la siguiente galería podéis ver algunos ejemplos.

 

A un ritmo cómodo, en una hora llegaremos a la ermita de San Julián El Tranquilo.

 

La ermita de San Julián

El santuario en honor al patrón de Cuenca se levantó en una tranquila zona donde, según se cuenta, iba, hace 800 años, el por entonces obispo de Cuenca a confeccionar cestas de mimbre que luego repartía entre los más necesitados. Junto a la pequeña ermita se puede visitar la cueva donde San Julián y su fiel Lesmes elaboraban las cestas y la fuente en la que mojaban el mimbre para poder trabajarlo.

En este paraje podemos disfrutar también de una zona de recreo con mesas de piedra, que son utilizadas para comer con familiares o amigos por un buen número de las personas que se acercan hasta este lugar el día 28 de enero.

La laguna de Uña: un lugar para ver y escuchar

 

A tan solo 38 kilómetros del Hotel Plaza, en la misma carretera que da acceso a la Serranía de Cuenca (CM-2105) (cómo llegar), encontramos un rincón natural de singular belleza e interés natural: la laguna de Uña.

Ubicada dentro del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, la laguna de Uña ocupa una extensión cercana a las 15 hectáreas. Sus aguas provienen del arroyo del Rincón -afluente del río Júcar- que, en un principio, se embalsaban de forma natural. En 1925, se levantó un muro de contención para triplicar su capacidad y permitir el abastecimiento al salto eléctrico situado en las inmediaciones de la localidad de Villalba de la Sierra. Hasta ese punto, el agua discurre junto a las rocas del desfiladero del río Júcar por un canal de unos 15 kilómetros de longitud. La laguna recibe también agua del cercano embalse de la Toba a través de un canal artificial.

Repleta de vegetación, al abrigo de las escarpadas rocas de origen kárstico características de la Serranía conquense, la laguna de Uña sirve de refugio para una amplia variedad de especies de fauna y flora y como lugar de paso y nidificación de diversas aves acuáticas. Pollas de agua, ranas comunes, patos cuchara, libélulas, cormoranes, ánades reales, ruiseñores, nutrias o truchas comunes son ejemplos de la amplia variedad de especies animales que podemos encontrar en este entorno conviviendo con endrinos, zarzas, juncos, chopos, sauces o cola de caballo. Esta importancia como punto de acogida de aves acuáticas en sus rutas migratorias o como lugar de sesteo, nidificación y cría hizo que la laguna de Uña fuese declara Refugio de Caza en mayo de 1988.

En este video de un minuto se puede apreciar la belleza de este admirable rincón y escuchar la variedad de aves que rompen su idílico silencio, todo ello conformando un prodigioso remanso de paz.

La laguna de Uña cuenta también con sus propias leyendas que le confieren un halo de misterio. Cuentan que sus aguas son habitadas por temibles bestias. Serpientes, lagartos o enormes pájaros son los protagonistas de los enigmáticos encuentros con jóvenes y mayores que narran los relatos populares.

Dejando a un lado las fantasías y retornando a la realidad, a escasos metros de la laguna, aguas arriba, se localiza la Escuela Regional de Pesca. Remontando un poco más el curso del arroyo, encontramos la Piscifactoría de Uña, un centro que, pese a haber perdido buena parte de su antiguo esplendor, aún sigue trabajando en la producción de trucha común.

 

Sendero del Escalerón a la Raya

Un sendero circular de 9 kilómetros, convenientemente señalizado, recorre este espectacular lugar. Se inicia junto a la misma localidad de Uña, en el centro de interpretación del medio acuático, siguiendo la carretera que conduce a la piscifactoría. En este trayecto, la laguna queda a la izquierda y es posible verla en toda su extensión desde un mirador ubicado a la salida del pueblo.

Un poco más adelante de la Escuela Regional de Pesca, la ruta comienza a ascender por un serpenteante camino entre una abundante vegetación hasta la zona conocida como El Escalerón, ubicada a unos 386 metros de desnivel sobre el camino por que el iniciamos la marcha. Desde este punto, una pista nos acercará hasta la parte superior de los cortados del valle desde donde podremos disfrutar del paseo con unas espectaculares vistas de Uña y su laguna. El último tramo del sendero atraviesa los cortados y desciende hasta la orilla de la laguna.

El recorrido , catalogado como de dificultad media, se completa a un paso cómodo en cerca de dos horas y media.

Junto a la laguna, la localidad que le da nombre también tiene interés más allá de su idílico entorno natural. Un paseo por sus calles nos permite conocer las típicas construcciones serranas y acercarnos a la iglesia de San Miguel Arcángel, levantada en el siglo XIII y restaurada en el XVI.

Aunque la mejor época para disfrutar de este entorno sea la primavera o el otoño, siempre es buen momento para acercarse a Uña y deleitarse con la ferviente actividad faunística de su laguna y los parajes que la rodean.

Laguna de Uña

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